Fue exhumado en la semana del 2 al 8 de abril de 2012, 76 años después y sin la presencia de un juez, junto a otros ocho hombres asesinados y enterrados junto a él. Parte de la fosa estaba en el jardín de nuestra casa. Miembros del equipo de Aranzadi realizaron un trabajo muy profesional y respetuoso en grado sumo.
Cuando vimos aparecer a nuestros vecinos silenciosos de tantos años, primero las botas y después los esqueletos, con muestras de violencia antes del tiro “de gracia” y boca abajo para evitar que alcanzaran la vida eterna, tomamos realmente conciencia de la brutalidad de lo que allí había pasado.
Que descansen en paz y que a los aún vivos nos sirva para algo.